De nada sirve llevar bien pintadas las uñas y las manos bien hidratadas si no se ha prestado atención a las cutículas, que hacen desmerecer todos los cuidados. Un motivo por el que es muy importante cuidarlas, con independencia de que luego se utilicen o no esmaltes, para que las manos siempre estén perfectamente y luzcan con un gran aspecto. Con unos consejos sencillos, se puede conseguir.
Los cuidados
Lo primero que se tiene que tener en cuenta es que las cutículas no se deben nunca arrancar porque, aunque pueden ser antiestéticas, tienen una importante función: proteger esta zona del nacimiento de la uña. De esta manera, si se cortan o arrancan, es posible que se produzcan daños importantes como infecciones o evitar que nazcan las uñas más fuertes. Además, la piel también tiende a endurecerse más, lo que contribuye a empeorar el problema.
Y, ¿qué se hace si no es conveniente cortarlas o quitarlas? La clave está en ocultarlas o en hacerlas menos visibles. Para ello, el primer paso es utilizar un palito de naranjo para retirarlas para lo que hay que hacer movimientos suaves hacia los extremos. De esta manera, las cutículas se volverán más blandas conforme vaya pasando el tiempo y será más fácil todo este proceso, además de que irán siendo más imperceptibles.
También es conveniente aplicar un aceite especial sobre las cutículas para que estén muy bien hidratadas y más blandas. Las cremas que se comercializan para esta zona de las uñas igualmente son útiles, así como el aceite de oliva, una crema de manos hidratante y nutritiva o la vaselina común. Con todas ellas, las cutículas quedan blandas.
Sin embargo, estos productos no es bueno utilizarlos solo cuando se hace la manicura, sino que se deben extender diariamente para que estén siempre en perfecto estado y no se endurezca esta zona, sobre todo, si se usan esmaltes o lacas de uñas, que tienden a resecar.