Junto con el cuello, las manos son otra de las zonas del cuerpo que más revelan nuestra edad y que más sufren por la acción de los agentes externos, la falta de hidratación, la exposición al sol, etc. Debido a ello, no es raro mirarnos las manos y encontrar que han perdido belleza y juventud, al tiempo que han aparecido manchas en las mismas y las arrugas aparecen más acentuadas.
Para evitar que este proceso avance y recuperar la juventud de nuestras manos, podemos, además de proporcionarles el cuidado diario necesario, realizar un peeling que nos permita rejuvenecerlas y hacer desaparecer las manchas causadas por el sol y la edad. Antes de ello, sin embargo, lo mejor es consultar a un dermatólogo que nos aconseje el tipo de peeling apropiado para nosotras.
Podemos elegir entre tres tipos:
– Peeling químicos suave: Se realiza con ácido salicílico o ácido glicólico y está indicado si las manchas no son muy profundas ni extensas. Lo aconsejable es realizar unas cuatro sesiones dejando un intervalo de tres o cuatro semanas entre cada una.
– Peeling químico fuerte: Se lleva a cabo con ácido tricloroacético. Es preferible que este tratamiento sea llevado a cabo por un cirujano plástico. Lo utilizaremos en manchas más profundas o de mayor tamaño. Su aplicación provoca quemaduras superficiales que deben vigilarse atentamente para evitar complicaciones.
– Peeling con láser pulsado: Con él se destruye la melanina, que origina las manchas. Es un tratamiento indoloro, aunque deberemos llevar guantes por algunos días después de recibirlo.
Es importante seguir cuidadosamente las instrucciones para cuidar las manos una vez nos hayamos realizado el peeling, sobre todo evitando la exposición al sol, ya que de lo contrario podemos sufrir complicaciones en el aspecto de las manos que muchas veces son irreversibles.