En toda rutina de belleza no puede faltar el peeling, con independencia del tipo de piel que se tenga. Además, es obligado hacerlo cuando se tienen más de treinta años porque a partir de esa edad la regeneración de las células es más lenta por lo que hay que ayudar a que haga ese proceso para que siga teniendo una tez luminosa, suave y radiante. No obstante, para cada tipo de piel hay una serie de peelings que son más adecuados. ¿Cuáles es el tuyo? Aquí te lo contamos.
Un peeling para cada piel
En función del tipo de piel que se tiene es mejor hacer un peeling u otro para que el efecto sea beneficioso. Por ejemplo, en el caso de las pieles grasas, lo más adecuado es utilizar un producto que contenga ácido salicílico, ya que este compuesto ayuda además a controlar las espinillas, granos, poros y los odiosos puntos negros. Además, la ventaja es que no irrita la piel, aparte de aportar a la tez más claridad y luminosidad.
Otra de las pieles que tienen que tener especial cuidado son las sensibles porque se irritan muy fácilmente. En este caso, lo más conveniente son optar por productos que sean específicos para las pieles sensibles y que contengan tanto efectos calmantes como hidratantes, siendo conveniente que tengan poca cantidad de ácido. Entre los ácidos más indicados está el láctico, que proviene de la leche y que es muy hidratante.
Finalmente, las pieles mixtas quizá sean las más complicadas porque en cada zona de la cara tienen unas necesidades. No obstante, también hay peelings específicos para ellas. Si no se encuentran o no gustan, una opción es utilizar uno para pieles grasas que sea suave para utilizarlo solo en las áreas más grasas como la barbilla o la nariz para que ayude a controlar el exceso de sebo en esas zonas y los brillos que suelen también producirse. En el resto de la cara, puede utilizarse uno para pieles normales, que en este caso, no suelen tener problema a la hora de emplear cualquier tipo de producto.