La piel normal es la ideal pero, también es la más difícil de encontrar. La mayoría de las pieles suelen ser normales hasta la adolescencia de la persona que, suele pasar a convertirse en una piel más grasa debido principalmente a los cambios hormonales. La piel no vuelve casi a cambiar hasta los 30 que es cuando empiezan a aparecer algunos sutiles síntomas de envejecimiento.
Cuando se empiezan a notar estos cambios a partir de los 30, la piel suele quedarse más seca y sensible. Fíjate bien como es una piel normal: esta suele caracterizarse por estar tersa y firme. No produce el exceso de sebo, es fácil de limpiar y los poros son casi invisibles. Está bien hidratada, no pierde su delicadeza es suave y fina.
El color de la piel depende no sólo de la cantidad de melanina de la misma, sino también del espesor de la epidermis. Los vasos sanguíneos son invisibles a través de una piel normal. Este tipo de piel es tan ideal que muchas de las personas se olvidan de proporcionarle los cuidados necesarios. Si cuidamos la piel normal, vamos a disfrutar de una piel sana durante más tiempo que comenzará a notar los síntomas del envejecimiento un poco más tarde.
Un error que no se debe cometer es el de la utilización de productos que no se deben aplicar a la piel normal. No es aconsejable usar productos que ofrecen propiedades regenerativas, ya que pueden cambiar su buen funcionamiento y su naturalidad. Pero no te olvides nunca de proteger tu piel normal de los dañinos rayos de sol.