En el mundo de la cosmética y belleza, por fortuna, van surgiendo nuevos productos que conviene conocer bien para utilizarlos correctamente y sacarles el máximo partido. Algo que también conviene hacer con aquellos más tradicionales o los llamados de “toda la vida”. En esta ocasión, nos vamos a centrar en el aceite seco que, últimamente, está llamado a hacerse un hueco en el neceser. Y no es para menos porque puede utilizarse de la cabeza a los pies.
El aceite seco
El aceite seco es un producto que puede utilizarse durante todo el año, aunque está más recomendado en verano al ser fácil de extender y tener una rápida absorción. Un aspecto de agradecer, especialmente, en los días de más calor.
Una de las principales ventajas es el hecho de ser multiuso. Al ser más ligero que los aceites tradicionales o también conocidos como oils, los aceites secos se pueden utilizar en todo el cuerpo, incluyendo el rostro y el cabello. Esto es posible porque este producto tiene origen natural.
Entre los aceites secos más populares están, por ejemplo, los de semillas de uva, aguacate, borraja, sésamo o rosa mosqueta, onagra o girasol, teniendo cada uno de ellos unas especificaciones para la belleza. No obstante, todos comparten el poder de hidratación.
Aparte de las propiedades características por las que se elija un aceite u otro, es importante tener en cuenta la cantidad que se emplea. Esto es muy, muy importante porque, aunque sea ligero, tampoco hay que poner de más, dado que será difícil de extender y absorber.
La clave está en ir cogiendo poca cantidad de producto para ir extendiendo. De este modo, si se necesita más, se puede aplicar otra pequeña cantidad. Esto es especialmente fundamental para el cabello en el que, además, se recomienda empezar a aplicar en el pelo desde la parte media hasta las puntas. Previamente, es recomendable extender y el aceite por las manos y, desde ahí, pasarlo al cuero cabelludo.
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