Muchas veces aunque se hace dieta y ejercicio no se logra tener un vientre plano y firme o bien los resultados no son los esperados con esos buenos hábitos. Son ocasiones en las que puede ser necesario recurrir a tratamientos especializados que ayuden a conseguir ese objetivo. Pero, hay que tener en cuenta que tampoco son una varita mágica y que los resultados desaparecerán pronto si no se siguen unas buenas pautas de actividad física y alimentación.
Cosmética
Una de las opciones que se tiene, antes de ir a tratamientos más especializados, es utilizar cremas, teniendo que elegir aquellas que son reductoras. Dentro de este segmento, es importante que actúen en tres frentes a la vez. Uno de ellos es la acción lipolítica para quemar las grasas, mientras que otra de ellas es la drenante para eliminar líquidos y toxinas. Finalmente, también debe ser reafirmante para ganar firmeza en la zona.
Además de estas particularidades, no hay que olvidarse de aplicar el producto con un masaje para facilitar su absorción. El movimiento debe ser circular, siguiendo el sentido de las agujas del reloj y comenzando desde la parte baja para continuar alrededor del ombligo y acabar en el punto de partida.
Tratamientos
Si estas cremas tampoco funcionan, ya hay que pasar a tratamientos en centros o clínicas de estética. Uno de los más comunes es el drenaje linfántico, que está especialmente indicado cuando el problema de no tener un vientre plano es la retención de líquidos. Normalmente, se emplea la presoterapia para dar un masaje por toda la zona, lo que facilita realmente deshinchar todo el cuerpo.
Para los problemas más serios, hay otros tratamientos como la mesoterapia, que consiste en infiltrar una serie de activos, además pueden ser de homeopatía, que son los que se encargan de disolver las grasas y ayudar a drenar esa zona.
La otra alternativa es la cavitación, que realiza ese efecto pero a través de ultrasonidos. Y, para los casos más extremos o persistentes, está la radiofrecuencia con la que se produce un calentamiento en la zona o proceso de termogénesis con el que se quema la grasa. Un tratamiento este último en el que es imprescindible una dieta adecuada –realmente es fundamental en todos- y, en algunas ocasiones, combinarlo con otros métodos para atacar el problema.