Cuando se quiere lucir un rostro más luminoso pero con un efecto natural, es habitual recurrir al iluminador. Es un producto que no puede faltar en el neceser y ritual de belleza, aunque su uso debe estar limitado a aportar una serie de puntos de luz concretos en el rostro como puede ser el arco de la ceja, el lagrimal o el arco de cupido. En general, no se recomienda utilizarlo cuando se trata de dar más luz a toda la piel de la cara, incluso, al cuello, escote y hombros. ¿Qué se puede hacer en estos casos? La clave está en el sérum y en su forma de uso.
La aplicación
El sérum es un producto que permite aportar luminosidad de forma generalizada a la piel y conseguir un efecto natural. Para ello, el truco es muy sencillo. Tan solo hay que añadir unas gotas de sérum a la base de maquillaje. Esta mezcla de estos dos productos se denomina whisk y es ahora una clara tendencia, que se está convirtiendo en toda una moda.
Una vez se tiene la unión de los dos productos, se aplica la mezcla sobre la piel del rostro bien limpia. En este paso, es importante ayudarse de una brocha de base plana y esponjosa para que se extienda bien y no se produzcan acumulaciones.
Además de este modo, se logra a su vez que los dos productos, el sérum y la base de maquillaje, queden bien integrados y no apelmacen la piel ni la obstruyan para conseguir ese efecto natural.
Otro truco
Aunque esta es la forma más común y habitual de aplicar el whisk, lo cierto es que también hay otras maneras con las que es posible lograr un buen resultado. De este modo, un truco es aplicar la base de maquillaje directamente sobre el rostro y la piel que se quiera iluminar como el cuello y el escote.
A continuación, se ponen encima unas gotas de sérum. Esta aplicación se puede hacer sobre toda la cara o bien en las zonas donde se quiere aportar luminosidad.
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