El verano es una época del año en la que es habitual que se hagan cambios. Por ejemplo, se tiende a comer más ligero y productos más frescos. Y, ¿qué sucede con la rutina de belleza? Muchas personas sí tienen en cuenta esta estación del año en la que es conveniente hacer cambios. ¿Qué hay que tener en cuenta? Toma nota de estos consejos.
Nueva rutina de belleza
El verano requiere de una nueva rutina de belleza, que va más allá de los cambios de textura, hacia productos más ligeros para permitir que la piel respire. Una máxima que hay que tener en cuenta tanto para el rostro como para el cuerpo.
De este modo, es clave optar por cremas con ácido hialurónico y ceramidas porque nutren al cuerpo y aportan a la piel lo que necesitan, ya que el verano es un período en el que las personas se duchan más y se está más en el agua, ya sea piscina o playa. Una situación que lleva a la necesidad de equilibrar la barrera hidrolipídica.
Y, por supuesto, al hablar de verano, siempre hay un producto que sale a relucir: el protector solar. Hay que utilizarla adecuadamente. Y aquí es donde se cometen uno de los errores más habituales: nunca hay que utilizar la crema solar del año pasado porque los protectores solares se degradan cuando entran en contacto con el exterior. Esto hace que, si se emplea el del año anterior, no se está bien protegido frente a los rayos solares.
Esto lleva a incluir en la rutina de belleza la limpieza para eliminar los restos de productos, pero también de sudor y la suciedad acumulada en el día a día. Este gesto debe hacerse mañana y noche para garantizar que la piel puede respirar correctamente.
No hay que olvidarse tampoco de la exfoliación, que debe ser suave, ni dejar de usar el retinol. Precisamente, en este último producto, surgen muchas dudas. La realidad es que no hay por qué prescindir de él durante los meses estivales, ya que tiene un gran poder antioxidante, aparte de ser un escudo del ADN.
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