Todas las vitaminas son esenciales para el buen funcionamiento de nuestro cuerpo, pero, sin duda, cuando hablamos de belleza, la reina de las vitaminas es la vitamina E, ya que está especialmente indicada para el cuidado de la piel porque ejerce una poderosa acción antioxidante y rejuvenecedora, protegiendo nuestro cuerpo de los radicales libres causantes del envejecimiento.
Además de su potente acción antioxidante, esta vitamina permite a nuestro cuerpo reforzarse ante las agresiones medioambientales producidas por la contaminación, el frío o el viento y protegernos de los rayos solares.
Pero si en algo destaca este nutriente es en su poder regenerador de la piel. Con el paso del tiempo los mecanismos biológicos que permiten a nuestro cuerpo renovarse a sí mismo van perdiendo eficacia y haciéndose más lentos. Como consecuencia de esto, nuestros tejidos van envejeciendo, perdiendo tersura y elasticidad, apareciendo las arrugas, la opacidad en la piel y la disminución de la producción de la producción de colágeno y elastina.
La vitamina E es capaz de estimular este proceso regenerativo de un modo totalmente natural, contrarrestando el envejecimiento de la piel y estimulando la circulación sanguínea, lo cual es un beneficio añadido para nuestra piel, ya que permite una mejor oxigenación de la misma.
Teóricamente, para mantener nuestra piel en perfectas condiciones basta con que la limpiemos, hidratemos y sigamos una dieta variada, rica en frutas y verduras que nos aportarán los nutrientes necesarios para mantener un aspecto impecable.
Sin embargo, sobre todo las mujeres que vivimos en ciudades estamos sometidas a niveles muy altos de contaminación, lo que hace que nuestra piel necesite ayuda para mantenerse en buen estado y permanecer joven. Según los expertos, para poder contrarrestar todos estos efectos, basta con tomar 400 IU diarias de vitamina E.
Es muy importante no exceder esa cantidad ya que, por una parte, aumentarla no sería más efectivo y por otra podría ocasionarnos problemas de salud.