Cómo hacer una pedicura casera


Pensamos que con el frío nuestros pies no necesitan tantos cuidados como en verano, pues al estar protegidos se estropean menos. Pero nada más lejos de la realidad. En invierno los pies sufren muchísimo pues sudan, no se oxigenan y están siempre encerrados.

Es muy importante realizar una buena pedicura un par de veces al mes para que la piel se regenere y, de cara al verano, nuestros pies estén estupendos para salir del corsé de las botas.

Pedicura en casa

Lo primero que debes hacer es dedicarle una tarde de sábado a tus pies, como si fuera un ritual. Enciérrate en el lavabo con todo aquello que necesites, ponte música, unas velas aromáticas y ¡a disfrutar!

Necesitarás un balde con agua tibia, exfoliante corporal granulado, jabón neutro, lima para pies y piedra pómez, una toalla caliente, crema humectante para pies y, si quieres pintarte las uñas, el esmalte escogido. Lo primero es ablandar y preparar la piel de los pies. Ponlos en remojo, sin jabón, durante unos cinco o diez minutos.


Después aplica jabón, primero en un pie y luego en otro, y masajea cada pie con las manos o con la ayuda de un cepillito. Vuelve a poner los pies en remojo, acláralos y tira el agua para volver a llenar el balde con agua tibia. Es el momento de exfoliar. Con los pies sumergidos, frota la piel con suavidad aplicando el exfoliante y prestando especial atención en las zonas más ásperas (talones y parte central si usamos tacones).

Una vez exfoliados, enjuagar y secar bien y proceder a tratar las asperezas con la lima y la piedra pómez. Cuando la piel esté limpia, aplica la crema humectante, dando un buen masaje para que se absorba y envuelve tus pies con la toalla tibia. Para que la toalla esté tibia, humedécela y ponla en el microondas a baja potencia unos treinta segundos. Deja la toalla hasta que se enfríe, pinta tus uñas, y tus pies estarán listos para el trote diario.

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