A pesar de lo concienciados que deberíamos estar sobre los efectos dañinos del sol, resulta difícil no exponernos, aunque sea mínimamente, a sus rayos. Por la mañana, caminando por la ciudad, en la playa o la piscina… Aunque usemos protector solar, siempre hay un momento en el que bajamos la guardia y nos alcanzan las peligrosas radiaciones.
Y, en un primer momento, eso no nos preocupa demasiado si a cambio conseguimos un bonito bronceado. El problema es cuando nos damos cuenta de los verdaderos estragos del sol sobre nuestra piel: las tenidas manchas cutáneas (y eso sin contar las arrugas, la deshidratación y otros males peores). Te contamos cómo puedes prevenir las manchas producidas por el sol, o tratarlas si ya han aparecido.
Mantener el sol a raya
Las antiestéticas manchas aparecen cuando se acumula una gran cantidad de melanina en una zona concreta de nuestra piel, y el principal motivo por el esto sucede es por la exposición solar y por la acción de las hormonas, que a veces nos juegan malas pasadas (es lo que sucede, por ejemplo, con el melasma que suele afectar a las embarazadas).
Y para evitar la aparición de las manchas debemos seguir al pie de la letra las ya consabidas recomendaciones de los expertos: no exponernos al sol en las horas centrales del día, utilizar durante todo el año un protector solar alto y renovarlo con frecuencia y tomar un complemento vitamínico con antioxidantes unos meses antes del verano.
Pero si las manchas ya han hecho su aparición, existen formas de eliminarlas. Además de los productos específicos despigmentantes que encontrarás en farmacias y establecimientos de cosmética de alta gama, puedes optar por un peeling químico, por un tratamiento con láser o por crioterapia. Ponte en manos de un experto que evalúe tu caso y se asesore adecuadamente.