Alisar nuestro cabello en casa parece en principio algo sencillo, sobre todo con las planchas que tenemos hoy a nuestra disposición. A veces, sin embargo, por mucho que lo intentemos nuestro cabello no queda tan liso como nos gustaría ni el resultado es el que perseguimos, lo cual nos lleva a desanimarnos. Muchas veces se trata tan sólo de cambiar algunos detalles y lograremos el alisado perfecto que estamos buscando:
Es muy importante que tu cabello esté bien hidratado y cuidado cuando vayas a utilizar la plancha, ya que de ese modo el resultado será mejor y tu cabello estará más protegido ante el calor que va a soportar.
Antes de alisar tu melena, es importante que la hayas desenredado totalmente, utilizando un peine, para asegurarte de que no queda ningún nudo escondido.
Nunca te planches el cabello cuando esté sucio, ya que sólo lograrás que se estropee y que la suciedad se adhiera aún más. Debes planchar el cabello cuando esté limpio, preferiblemente después de lavarlo, pero siempre después de haberlo secado bien, o de lo contrario sólo lograrás que se esponje y que se dañe.
Si tienes regulador de temperatura en la plancha, adáptalo a tu tipo de cabello. Los finos y ondulados necesitan una menor temperatura que los gruesos y rizados.
A la hora de comenzar el alisado, lo mejor es separar el cabello primero en capas y después en mechones ayudándote con unas pinzas. A continuación, pasa la plancha por cada mechón, espera a que esté frío y vuelve a pasar la plancha, continuando así hasta que esté completamente liso. Haciéndolo mechón por mechón necesitarás menos pasadas porque el volumen de cabello es menor, con lo cual lo dañarás menos en el proceso.
Finalmente comprueba que el acabado es perfecto, da los últimos retoques en aquellos mechones que no hayan quedado bien y ya tienes un cabello perfectamente alisado.