Date un baño de belleza


Pocos placeres hay más relajantes que tomarnos un buen baño cuando volvemos a casa, después de un día largo y estresante. Logramos descansar nuestra mente y nuestro cuerpo, pero además nuestra piel también resulta beneficiada con ellos. Si queremos, podemos transformar este momento en un completo tratamiento de belleza, tan sólo controlando aspectos como la temperatura o el tiempo que permanecemos dentro del agua.

Si queremos darnos un baño frío, que resulte estimulante y tonificador para nuestra piel, lo primero que tenemos que tener a mano es una forma de entrar rápidamente en calor cuando salgamos del baño, como una toalla que hayamos calentado previamente. Aunque hablamos de agua fría, no significa helada. Simplemente la notaremos fría, pero no tanto como para que la inmersión en el agua nos resulte dolorosa o desagradable. Este baño además te llenará de energía, por lo que es ideal para tomarlo por la mañana si dispones de algunos minutos para ti.

El baño caliente tampoco debe estar ardiendo, sino como mucho a la temperatura de nuestro cuerpo, unos 36 grados. De este modo se relajarán nuestros músculos, y se dilatarán los poros, por lo que es un paso previo necesario si queremos hacernos algún tratamiento contra la celulitis.

Para que el baño sea efectivo, no debe durar menos de diez minutos ni sobrepasar los quince, y no nos debemos dar más de dos baños calientes a la semana. Tanto en agua fría como caliente debemos entrar en la bañera despacio, permitiendo que nuestro cuerpo se acomode a la temperatura.

Una vez cada diez días puedes combinar el baño frío y caliente, lo que te ayudará a desintoxicar el organismo, perder peso y relajar el cuerpo. Para ello alterna diez minutos de baño caliente y uno de agua fría durante una hora.

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