Si queremos mantener nuestra piel joven y suave deberemos realizarnos periódicamente un limpieza de cutis. Lo ideal es que una o dos veces al año acudamos a un centro profesional para realizarla, pero el resto de tiempo podemos hacerlas nosotras mismas. La frecuencia con que las hagamos depende de nuestro cutis, ya que si es graso deberemos hacerlas más frecuentemente que si es normal, y si la piel de nuestro rostro es delicada deberemos espaciar las limpiezas para no irritarla.
Para comenzar nos desmaquillaremos los ojos, labios y rostro con leche limpiadora. Lo mejor es aplicarla mediante masajes circulares que nos ayudarán a eliminar las células muertas del cutis. La leche la retiraremos con una esponjilla.
Después nos aplicaremos vapor para lograr abrir los poros. Si vas a extraer las espinillas y los puntos negros debes hacerlo con mucho cuidado y siempre lavándote las manos antes y después hacerlo, y teniendo en cuenta que debes haber retirado totalmente los restos tanto de maquillaje como de leche limpiadora. De lo contrario, puede que donde has abierto el poro te aparezca después una espinilla. Recuerda que, para eliminar las espinillas de forma correcta no deberás usar nunca los dedos, sino presionar utilizando gasas estériles o un algodón.
Cuando hayamos terminado aplicaremos un tónico para que la piel quede hidratada, suave y fresca, además de retirar totalmente los restos de la crema.
El siguiente paso es aplicar una mascarilla adecuada a tu tipo de cutis. Recuerda que tu piel estará muy sensible, por lo que debes aplicarla suavemente, sin frotar para después retirarla con agua tibia.
Para cerrar los poros debes lavarte la cara con agua fría o aplicar unos cubitos de hielo por el rostro. Recuerda que estos deben estar totalmente limpios para evitar que entre suciedad en los poros abiertos. Ya solo te queda aplicar la crema hidratante y tu piel habrá quedado en perfecto estado.