El cabello graso precisa de unos cuidados específicos con el fin de poder regular el nivel de grasa y que el pelo parezca que está limpio y tiene, en consecuencia, un mejor aspecto. Son cuidados que comprenden desde la frecuencia de lavado al champú y el acondicionador o la temperatura del agua.
Lavado del cabello
El cabello graso no puede lavarse con cualquier champú. Los más adecuados para este tipo de pelo son todos aquellos que no tienen ingredientes que dejan residuos en el cabello como pueden ser las siliconas.
Además, es importante no emplear los que contienen los denominados agentes irritantes, puesto que afectan al pH y favorecen el crecimiento de las glándulas sebáceas, favoreciendo así un mayor nivel de grasa en el cabello. En consecuencia, siempre es conveniente emplear champús purificantes y equilibrantes.
Con el acondicionador igualmente se debe tener cuidado porque tampoco son útiles todos los que hay en el mercado. Es aconsejable que sea un producto específico para el cabello graso. En su aplicación, siempre hay que evitar las raíces. De este modo, se extenderá desde la largura media del cabello hacia las puntas.
Frecuencia
Aunque se empleen estos productos para cuidar el cabello graso, es clave no abusar de lavar el pelo ni tampoco de no asearlo con la periodicidad necesaria. En general, se puede lavar siempre que se precise, siendo preferible hacerlo por la mañana con el fin de evitar la mayor actividad de las glándulas sebáceas por las noches.
Y otro punto básico en el lavado es la temperatura del agua. Es importante que esté tibia. Y es que el agua fría no consigue disolver la grasa, mientras que si está muy caliente lo que se hace es estimular aún más las glándulas sebáceas.
También es fundamental lavar el cuero cabelludo frotándolo con suavidad, proporcionando un masaje con las yemas de los dedos. Nunca se tiene que hacer con las uñas.
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