Aunque llega el frío y no habrá que ponerse inicialmente el bikini hasta las próximas vacaciones de Semana Santa o el verano, no hay que bajar la guardia. Es un momento ideal para luchar contra la celulitis y evitar que aparezca o bien reducir su presencia. Para ello, además de los diferentes tratamientos, una buena opción es controlar lo que se come. Y es que hay muchos falsos mitos sobre los alimentos que son más idóneos o no para evitar estos cúmulos de grasa. Aquí te desvelamos todos para que los conozcas.
Verduras
Las verduras son excelentes para no tener celulitis, pero siempre que se coman crudas o, en su defecto, se cocinen al vapor o hervidas para conservar sus propiedades y no añadir grasas añadidas e innecesarias.
La clave está en que son ricas en potasio, que es un mineral que ayuda a regular la retención de líquidos y, por lo tanto, contribuye a no tener celulitis. Lo recomendable es tomar tres raciones diarias.
Fruta
La fruta es también un excelente anticelulítico, pero hay que tener cuidado porque contiene azúcar que no es nada beneficiosa para evitar o reducir la piel de naranja. En este caso, es fundamental reducir la ingesta a dos piezas diarias.
Procura siempre consumir las que menor cantidad de azúcar tengan porque este componente favorece la rigidez del colágeno, lo que propicia a su vez la aparición y asentamiento de la celulitis.
Grasas
Aunque siempre se dice que para no tener celulitis hay que seguir una dieta baja en grasas, lo cierto es que no es así. Lo único que se debe hacer es tomar las grasas saludables y en una cantidad justa.
De esta manera, no hay que tomar mantequilla, carnes procesadas o lácteos enteros. Por el contrario, están totalmente recomendadas las grasas del aceite de oliva virgen extra, los frutos secos y el pescado azul.
Otros alimentos
Aparte de reducir la ingesta de azúcar como ya hemos comentado anteriormente, es importante minimizar el consumo de sal para evitar la retención de líquidos.
Tampoco es bueno tomar café o bebidas de cola porque endurecen las arterias y aumentan el nivel de insulina en sangre, lo que favorece la acumulación de azúcar en el organismo.
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