A partir de los 35 años nuestra piel comienza a envejecer. Nos miramos al espejo y podemos ver cómo aparecen las primeras arrugas de expresión alrededor de los ojos y de los labios. Pero además, según pasa el tiempo, nuestra piel se vuelve menos elástica, más apagada y cada vez se deshidrata con más facilidad, al tiempo que se ve más afectada por factores externos como el frío, el sol etcétera. Aunque sabemos que es un proceso natural, también es interesante conocer por qué nuestra piel envejece.
EL principal factor que influye en ello es, sin duda, la oxidación celular. La contaminación y los alimentos que ingerimos liberan en nuestro cuerpo los denominados radicales libres, que afectan a la célula y destruyen el colágeno y la elastina, los factores principales que hacen que nuestra piel se mantenga joven.
Esto hace que poco a poco se vaya ralentizando la producción de dichas sustancias y nuestra piel vaya perdiendo elasticidad, lo que provoca la aparición de arrugas.
Ralentización de la renovación celular: La piel es un órgano más del cuerpo y también sufre esta ralentización, que es sin duda la causa de que nuestro cuerpo envejezca. Cada día, aunque no nos damos cuenta, millones de células muertas son reemplazadas por otras nuevas, pero poco a poco esta velocidad de reemplazo va disminuyendo, con lo cual la piel se va haciendo más fina y más sensible, ya que las células renovadas tardan más en hacer su aparición. La consecuencia de esto es que aparecen las manchas solares, las arrugas más profundas y la piel se nos “cae”, ya que a éste proceso se une el anterior.
Pérdida de hidratación: Debido a dicha ralentización, las células van perdiendo la capacidad de retener el agua, y nuestra piel se va volviendo más seca, lo que la hace más sensible, de ahí la importancia de mantener una buena hidratación.