Aunque siempre hay que proteger el pelo de los rayos solares y del cloro de la piscina, así como del agua del mar, es posible que por, algún descuido, se produzcan algunos problemas con el cabello como el cambio de color, la falta de brillo o notar una mayor fragilidad. Son situaciones a las que se puede poner solución con unos consejos.
Los remedios
El cambio de tono del cabello es uno de los problemas más habituales que suelen aparecer en el verano, sobre todo, en aquellos casos en los que se lleva teñido o con mechas o el pelo es claro como sucede con el rubio, que suele mostrar una cierta apariencia verdosa, o los rojizos, que tienden a convertirse en anaranjados.
Lo mejor para evitar estas situaciones es siempre extremar las precauciones haciendo uso continuado de productos capilares con filtro solar que, además, tienen la particularidad de que también actúan como un protector frente al cloro del agua de la piscina.
Sin embargo, si la pérdida de color ya se ha producido, la solución pasa por un truco sencillo: hay que sumergir el cabello en agua con una aspirina efervescente durante aproximadamente cinco minutos. Tras este proceso, verás cómo ha recuperado el tono.
La falta de brillo también es muy habitual en estos meses estivales. El secreto de belleza pasa por poner un acondicionador o un aceite seco capilar tras lo que hay que envolver el cabello en papel film. Después se debe esperar alrededor de 20 minutos para, a continuación, lavar el cabello con champú.
Y, finalmente, si lo que se nota es una mayor fragilidad del cabello, lo que hay que hacer es vigilar la alimentación para contrarrestar ese efecto y conseguir un pelo más fuerte. Para ello, los alimentos clave son los ricos en vitaminas del grupo B como las legumbres, soja, huevos, carne, levadura de cerveza o frutos secos, entre otros muchos.