Llega la Navidad. Una época llena de alegría, regalos… y también de kilos si no se toman medidas. Y es que también son unas fechas que pueden llegar a ser odiadas por todas aquellas personas que se cuidan durante todo el año y que en estos días ven como todo el esfuerzo realizado desaparece al subirse a la báscula. Pero no hay que temer porque se puede disfrutar de la Navidad sin coger kilos de más.
Los consejos
Lo principal es no abandonar los buenos hábitos que se realizan a lo largo del año, además de seguir unos consejos para los días clave de la celebración como la cena del día 24 o bien la comida del día de Navidad.
En el caso de la cena, para que la báscula no se resienta, ese día hay que optar por hacer una comida ligera al igual que la cena del día 25. Una buena opción es una ensalada completa con lechuga y verduras y hortalizas, añadiendo un poco de hueco duro o atún, por ejemplo, o un caldo o sopa de verduras sin añadir pasta de sopa. De esta manera, se puede compensar la ingesta que se hará por la noche o por el mediodía y compensarla. Y, a la hora de la comer, cuidado. Presta atención a lo que ingieres.
En primer lugar, tanto en las comidas como en las cenas de estos días, no hay que comenzar bebiendo bebidas alcohólicas. Hay que dejarlas para cuando ya tengamos el estómago medio lleno porque así el alcohol se metaboliza mejor y no termina convirtiéndose en grasa. Comienza con agua, porque la hidratación es fundamental en estos casos y ayuda a depurar el organismo, o una bebida no alcohólica que no lleve gas porque la noche va a ser larga.
A la hora de elegir la comida, recuerda imaginar en tu mente cantidades que cabrían en un plato de postre. Y evita mezclar y comer de todo. Piensa con la cabeza. Hay platos que sólo te van a hacer daño, pero eso no implica que renuncies a placeres. Simplemente, evita comer pan y no ingieras carbohidratos en exceso sobre todo si vas a tomar carne para no aumentar las posibilidades de engordar. Por supuesto, no untes salsas y opta por los platos más ligeros que haya como sopas, ensaladas…, que aunque se sirvan como acompañantes o entrantes son una buena opción.
Si hay aperitivos tanto a la hora de cenar como de comer, elige aquellos que no lleven pan ni embutidos y opta por los quesos, salmón, huevos… Y llegada la hora de los dulces, lo mejor es no probarlos, pero si no puedes resistirte o no te insisten mucho para que comas y no puedes decir que no, opta por una pequeña cantidad. Si puedes elegir, lo mejor es el turrón de toda la vida: duro o blando. Déjate de mezclas imposibles por muy buena pinta que tengan.
Y, para los días siguientes, vuelve a recuperar tus buenos hábitos y aprovecha para llevar una dieta más detox con más ensaladas y alimentos depurativos como el tomate y la cebolla. Y lista para la fiesta de día 31 y para la comida de Año Nuevo. Eso sí, olvídate de desayunar chocolate con churros los días de las comilonas, deja este placer para otro día. Si no puedes, la clave, como siempre, está en la moderación.