Lograr ser, o al menos parecer, siempre jóvenes es el reto de muchas mujeres para estar siempre bellas. Aunque cada etapa de la vida, tiene su encanto y atractivo, no son pocas las que quieren quitarse años para lo que se recurre a diferentes tratamientos y operaciones de estética. Sin embargo, en todo este proceso, se olvida algo fundamental: la alimentación, que es la gran aliada para frenar el paso del tiempo y conseguir buenos resultados que, sobre todo, se reflejan en la piel. La dieta mediterránea es una de las mejores para conseguir la eterna juventud, aunque hay que prestar especial atención a determinados alimentos.
Crucíferos
Bajo este nombre se engloban todos aquellos alimentos como la coliflor, la col, el repollo, brócoli… que son muy ricos en antioxidantes por lo que ejercen un gran control sobre la muerte de las células de la piel, lo que ayuda a frenar el envejecimiento.
Siempre es importante incorporarlos a los platos o bien en batidos para ser tomados todos los días. No obstante, la mejor forma de consumirlos es en crudo porque así mantienen todas sus propiedades.
Betacarotenos
Este grupo de alimentos suele ser habitual cuando se habla de ponerse morena. Pero su poder va más allá de propiciar el bronceado, puesto que ayudan a transformar los nutrientes en vitamina A, que es otro antioxidante con un gran potencial para evitar el envejecimiento de la piel.
Y, ¿cuáles son estos productos? Entre ellos y entre los más convenientes para este objetivo, están las calabazas, tomates, zanahorias y espinacas. Como, en todo, mejor si se pueden tomar crudos.
Flavonoides
Están presentes, principalmente, en el té verde, aunque hay en otras muchas plantas. También son antioxidantes que no pueden faltar en el día a día de todas aquellas mujeres que deseen frenar el paso del tiempo. Su poder radica en su capacidad de neutralizar los radicales libres, que propician el envejecimiento de las células de la piel. Además, gracias a la vitamina C, su efecto todavía es mucho mayor para tener un cutis y dermis más fino y terso.
Buenas prácticas
Estas pautas de alimentación deben complementarse con otras buenas prácticas como dormir ocho horas, pero que sean con un sueño reparador, así como beber agua, como mínimo dos litros al día. Y, por supuesto, hay que hacer ejercicio o practicar algún deporte de forma moderada y regularmente. Con dar un buen paseo cada día es más que suficiente.