Al hablar de tratamientos y cuidados de la piel, siempre se tiende a pensar en el rostro. Pero el cuerpo también necesita atenciones. Puede que esta dermis no sea tan sensible o delicada, pero igualmente es preciso atender sus necesidades para mantenerla en perfecto estado. Y, ¿qué tratamientos son los más idóneos? Aquí te contamos rituales de belleza que puedes tener en cuenta y que van más allá de la exfoliación que conviene hacer todas las semanas.
Acupresión
Uno de los tratamientos corporales más efectivos es la acupresión. Este sistema consiste en una esterilla de plástico hipoalergénico con relieves sobre la que hay que tumbarse durante unos 15 minutos al día.
La clave está en que esta esterilla ejerce presión sobre la piel, activando la circulación sanguínea y linfática. En consecuencia, se consigue una mayor tonificación de la dermis, aparte de mejorar la celulitis. Incluso, se puede llegar a notar alivio en dolores de espalda.
Cepillado
Este sistema es muy fácil de aplicar. Consiste en pasar todas las mañanas un cepillo corporal de cerdas naturales por todo el cuerpo o bien un guante de crin antes de la ducha y con la piel en seco.
Este masaje, que se hace en movimientos circulares y ascendentes, permite eliminar células muertas y activar la circulación sanguínea. Esto a su vez favorece una mejor penetración de cremas como los anticelulíticos o las reafirmantes.
Maderoterapia
Otra opción es la maderoterapia, que consiste en masajear el cuerpo con objetos de madera que han sido diseñados específicamente para este fin. Este masaje permite remodelar la silueta por lo que es clave pasarlo por zonas estratégicas y conflictivas en la mujer como los glúteos, muslos o caderas.
El masaje debe tener una duración de unos 15 minutos, siendo fundamental realizarlo todos los días para que conseguir efectos positivos. No hay que olvidarse de aplicar un aceite reductor antes de iniciar la sesión de tratamiento.
Sales
Y, finalmente, está el baño de sales, que es muy beneficioso para eliminar toxinas. Es suficiente con hacerlo una vez a la semana. Sus principales claves son que el agua esté a unos 38 grados de temperatura y emplear sales como las Epsom o bien sal del Himalaya o marina. Otra opción son los aceites esenciales. En este caso, las mejores elecciones son los de limón y ciprés por ser muy desintoxicantes.
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