La celulitis es uno de los problemas estéticos que más preocupan y que también afectan a las mujeres. Acabar con ella no es tarea fácil. Por más que se sigan tratamientos, se apliquen cremas específicas en la zona… es muy difícil acabar con ella. El fracaso de estos métodos no siempre radica en que no sean efectivos. Y es que aunque se sigan, siempre es conveniente adoptar una serie de hábitos. Vamos a repasarlos para que sepas cuáles son y no seas tú misma quien, sin darte cuenta, estés boicoteando los buenos resultados y que la odiada piel de naranja no se vaya de tu vida.
Los hábitos
Para combatir la celulitis es necesario que en el día a día se eliminen una serie de malos hábitos, pero también es conveniente adquirir otros que son positivos y que no es habitual que se hagan.
El primero de ellos es beber agua en ayunas para que mejore el sistema digestivo y contribuir a la desintoxicación del cuerpo. Si el agua está caliente, se obtiene un mejor resultado. Eso sí, no es muy agradable porque no vale beber infusión, sino simplemente el agua calentada.
Además, hay una serie de alimentos que no pueden faltar diariamente. Son todos aquellos que tienen un alto contenido de potasio. Entre ellos figura el plátano, que es el producto estrella en este campo, así como el aguacate o las espinacas. Y, ¿por qué? Muy sencillo: por su contenido en potasio, ya que ayuda a activar y a mejorar la circulación sanguínea, que es una de las principales causas de la aparición de celulitis. En los casos en los que tengas que utilizar sal para cocinarlos, no abuses por la retención de líquidos.
Vinculado con la alimentación también está la ingesta de café. Por más que muchos celulíticos contengan cafeína, hay que tener cuidado porque tomar café tiene efectos secundarios negativos para el organismo. Sin embargo, el consumo moderado presenta ventajas. Benefíciate de ellas no abusando y no tomando más de dos tazas al día.
Y, finalmente, hay que decir adiós a la vida sedentaria. Si no dispones en el día a día de tiempo para hacer ejercicios, introduce pequeños hábitos diarios. Por ejemplo, sube y baja escaleras o ves andando a trabajar o cuando quedes con los amigos. Si hay mucha distancia y no puedes prescindir del transporte, bájate antes del autobús. Con una o dos paradas de caminata hasta el punto de destino puede ser suficiente.
Otro último hábito que tienes que introducir es decir adiós a la ropa ajustada porque impide una adecuada circulación sanguínea. Toca ir un poco menos ceñida, lo que no es sinónimo de no ir sexy.