Llega el verano y, con él, nuestro vestuario se llena de color, dejando a un lado los colores ocres, grises y negros del invierno. Diseñadores como Versace, GFF, Givenchy y Celine se han decidido por un fuerte predominio de los colores ácidos, que inundarán la moda veraniega.
Colores como el verde esmeralda, amarillo intenso, rojo fuego, naranjas flamígeos y rosas intensos figuran entre los colores más utilizados.
Estos colores los puedes lucir tanto en trajes de cóctel como en un sencillo atuendo veraniego. Los tonos ácidos se verán reflejados en vestidos de noche, faldas, trajes de corte clásico, vaqueros, biquinis, bañadores y transparencias, haciendo que este verano sea una explosión de colores intensos.
En cuanto al tejido, podemos elegir sedas, gasas, telas más rústicas o, si nos gusta, terciopelo, ideal para un bonio traja de noche. A nuestro atuendo podremos añadirle piedras, brillos o, si lo preferimos, cristales swarosky, que harán de nuestro vestuario algo único y llamativo.
Otros diseñadores se han apuntado a esta tendencia, por lo que podremos ver, por ejemplo, en los clásicos trajes de Chanel en colores a los que no estamos acostumbradas, como el rubí, el turquesa o el verde lima, aunando la elegancia y el atrevimiento del color en una misma propuesta.
Esta tendencia viene de los años 80, cuando también se vivió una explosión del color en la moda, reflejo de la explosión artística y cultural de aquellos años. Eso sí, dado que los colores son muy fuertes y a veces incluso chillones, debes tener cuidado a la hora de combinarlos, ya que no es del todo fácil. El truco está en combinarlos con otras prendas de tono neutro, vistiendo, por ejemplo, una camiseta de color ácido con un short blanco o utilizando accesorios en estos tonos y vistiendo en tonos más neutros.