¿Qué harías si te encontrarás una mina de oro? Seguro que muchas intentarían estar más bellas. Y es que hoy en día no es extraño encontrar diferentes tratamientos de belleza que utilizan ingredientes como el oro. Pero este no es el único “material precioso” que se puede utilizar en términos de belleza. La inclusión de metales preciosos en el cuidado de la piel es algo que lleva realizándose desde tiempos muy remotos.
Ya Cleopatra, se bañaba en leche y dormía con una máscara de oro todas las noches. Muchos aseguran que estos ingredientes tan sofisticados consiguen que tengamos una piel radiante. Pero ¿qué pasa con las arrugas? Estos cosméticos pueden provocar cambios en la piel que las hagan desaparecer. Actualmente los tratamientos más de moda son las mascarillas faciales de oro y platino.
Estos ingredientes son verdaderamente eficaces a la hora de mejorar la calidad de la piel, por que penetran perfectamente en ella y hacen que se tonifique, suavice y que desparezcan la líneas gracias a las propiedades antioxidantes de estos metales. El oro de 24K se utiliza en productos los cuales son fácilmente absorbidos proporcionando rápidamente una mejor textura en la zona.
Utilizados en la proporción adecuada y la forma correcta, estos productos a base de oro deben aumentar la producción de colágeno (una proteína fibrosa que mantiene la salud de la piel), evitando así el envejecimiento, y manteniendo la firmeza y la juventud de la piel. Con el platino, sucede lo mismo. Este ingrediente hace que la piel mantenga su equilibrio y ella sola ajuste los niveles de humedad.