A la hora de bajar de peso, no solo hay que cuidar lo que se come, sino también cómo se come. Es decir, se trata de utilizar pequeños trucos para no aburrirse con la comida y de engañar al cerebro y al estómago para que prefiera comer los productos saludables a las tentaciones y sentirse más saciada.
Los trucos
Una de las claves está en elegir alimentos que tengan un índice glucémico (IG) bajo dentro de los que se puede comer con la dieta. El secreto no es otro que su mayor saciedad porque el azúcar natural que contienen se libera de una forma más lenta y va llegando poco a poco a la sangre. Además, es un sistema con el que también se evita esos picos de hambre que propician caer en las tentaciones.
Otro de los trucos que ayudan a adelgazar y bajar de peso es utilizar en la cocina para condimentar la pimienta roja porque favorece quemar grasas de forma prolongada al igual que la canela o el curry. También es bueno tomar semillas de lino por la mañana con el desayuno para no tener ganas de comer dulces, sobre todo, ante los cambios hormonales que se producen con el ciclo menstrual.
Pero, además de engañar al estómago y al cerebro, también hay que hacerlo con la vista. En este caso, un buen consejo es utilizar un plato que no sea grande para comer y dividirlo en dos partes, de manera que la mitad sea de vegetales y la otra mitad se divida a su vez en otras dos, siendo una de carbohidratos y la otra de proteínas.
El color que utilices en la vajilla y en los alimentos es otro de los aspectos que hay que cuidar, puesto que se ha demostrado que los colores vivos se asocian con mayor carga nutricional y atraen más. Así que toca añadir vegetales de color rojo, amarillo o verde. Y otro truco es comerlos en crudo para que crujan porque los alimentos crujientes, como los snacks, suelen ser más atrayentes. Para no caer en tentaciones, una buena opción son también los frutos secos como, por ejemplo, almendras y avellanas, que también crujen al mascar.
Y, en cuanto a la vajilla, opta siempre por un plato pequeño, poniendo a los lados cubiertos grandes. De esta manera, se percibe la sensación de que se está comiendo una mayor cantidad y se reduce la ansiedad y el hambre, así como las ganas de comer. Unos efectos que a su vez se potencian si el plato es de color azul.