Además de los cuidados de hidratar, exfoliar… que se hacen periódicamente en las piernas, también se pueden adoptar otra serie de hábitos que ayudan a que estén más bellas y se luzcan perfectas. Son solo cinco consejos con los que notarás la diferencia tanto en su aspecto físico como su bienestar porque no las notarás pesadas.
Los cuidados
Uno de los problemas de las piernas es que suelen ser las grandes sufridoras de las posturas que se adoptan en el trabajo. Por ello, es de vital importancia cambiar la posición cada poco tiempo, siendo conveniente levantarse unos cinco minutos cada hora en aquellos trabajos que se hacen sentada, y sentarse unos cinco minutos cada hora cuando la actividad se desarrolla de pie.
Si es imposible por la jornada laboral realizar este gesto con esa periodicidad, se debe hacer siempre que se pueda o adaptar otras medidas como mover los pies cuando se está sentado o cambiar el peso de las piernas de una a otra cuando se está de pie o adoptar la postura de repartirlo bien entre la dos piernas con las rodillas ligeramente flexionadas. De este modo, se evitan muchas hinchazones que afean su forma.
Lo que sí se puede hacer cuando se está en casa es mantenerlas hacia arriba unos cinco minutos, tanto al mediodía como por la noche, con el fin de que descansen y se facilite la circulación sanguínea. Además, a la hora de dormir es conveniente tenerlas unos quince centímetros elevadas.
La ropa holgada igualmente ayuda a que las piernas estén más bellas porque no oprimen la circulación ni, al pasar mucho tiempo en la misma postura, ayudan a que se deformen.
Por supuesto, vigilar la alimentación es relevante para no tomar demasiada sal, siendo preferible ingerir fibra y seguir una dieta sana y equilibrada en frutas y verduras. Evidentemente, hay que evitar el sobrepeso y, para ello, nada mejor que hacer ejercicios que se integran perfectamente en la rutina diaria: decir adiós al ascensor y subir y bajar escaleras.
Finalmente, los masajes son un buen remedio. Solo se necesitan unos minutos por la noche. El movimiento tiene que realizarse desde los pies a la rodilla en pequeños círculos ascendentes. Se puede hacer con crema o geles o bien simplemente con las manos.