Acabar con la celulitis y las grasas localizadas es muy difícil. Por fortuna, cada vez se lanzan nuevos tratamientos con son más eficaces para solucionar este problema. Dentro de los últimos que se han lanzado y que se pueden hacer en casa están los parches transdérmicos. Sin embargo, son poco conocidos, lo que lleva a que no siempre se utilicen bien. Aquí te vamos a contar todas las claves para que, si te decides a utilizarlos, sepas cómo emplearlos para obtener los mejores resultados.
Zonas indicadas
Los parches transdérmicos están especialmente indicados para aquellas zonas críticas en las que se acumula la grasa como, por ejemplo, la parte interna de los muslos o de los brazos. Además, también pueden utilizarse en la cadera y en el abdomen.
La ventaja es que se pueden llevar sin problemas porque no se notan y no quedan visibles gracias a la ropa. Un aspecto que es importante porque su efecto reductor dura varias horas a lo largo del día.
Empleo
Los parches transdérmicos suelen tener diferentes tamaños con el fin de adaptarse a las distintas zonas. Con independencia de su tamaño, su modo de uso es muy similar. Algo que tampoco suele variar en función de la marca que compres.
Estos parches tienen sustancias lipolíticas y drenantes, que se van liberando de forma progresiva para garantizar una acción continua y localizada. Para conseguir los mejores resultados, lo más adecuado es aplicarlos una vez por semana, dejando que actúen unas ocho horas como máximo.
Resultados
Con este modo de empleo ya se obtienen buenos resultados. Sin embargo, si el problema de acumulación de grasa es muy importante, se pueden usar los parches transdérmicos dos veces por semana sobre la misma parte del cuerpo.
Este uso más intensivo es posible hacerlo durante un mes, aunque no es conveniente superar este período. No obstante, tras descansar un tiempo, se pueden volver a utilizar dos veces por semana.
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