Cuidar la piel es fundamental para evitar o, al menos, retardar en la medida de lo posible la aparición de las líneas de expresión y de las arrugas. Sin embargo, de nada sirve aplicar cremas, mascarillas, hacerse tratamientos en centros de estética o pasar, incluso, por el quirófano, sino se abandonan una serie de hábitos que están directamente relacionados con el envejecimiento. En total, son seis y su ventaja es que no cuestan dinero, son fáciles de seguir y están al alcance de toda mujer.
Las claves
Una de las principales claves es beber dos litros de agua al día. Siempre se habla de su importancia, no solo en términos de belleza, pero habitualmente no se hace. Sin embargo, es fundamental que la piel esté muy bien hidratada y que se eliminen las toxinas del cuerpo.
La dieta es igualmente fundamental porque hay estudios que demuestran una relación directa entre lo que se come y el envejecimiento. Lo más beneficioso es que sea sana y equilibrada, primando la ingesta de frutas y verduras y dejando a un lado todas las grasas malas, bebidas azucaradas, bollerías, la llamada “comida basura”…
A la hora de velar por la alimentación, no hay que perder de vista además que se tienen que tomar una serie de vitaminas que se aportan al organismo a través de los alimentos y que son esenciales para plantarle cara a las arrugas. Se trata de la vitamina C, que está presente, por ejemplo, en el kiwi o el brócoli, así como la vitamina E, que se halla en verduras de hoja verde y frutos secos, entre otras opciones. La ingesta también debe comprender ácidos grasos Omega 3, que están en el pescado azul.
Con estas buenas pautas de alimentación se conseguirá a su vez mantener el peso y, sobre todo, no experimentar cambios bruscos o los tan nocivos efectos yo-yo, que solo propician que la piel pierda elasticidad y su capacidad de recuperar su tono, redundando a su vez en una pérdida de firmeza.
Otro mal hábito que igualmente hay que desterrar del día a día es fumar porque los cigarrillos tienen toxinas que afectan a la piel y está demostrado que la dermis de una persona fumadora se arruga antes. Además, es un cutis más propenso a tener más problemas o imperfecciones como las manchas.
Y, finalmente, hay que velar por el descanso. Aparte de tener un sueño de calidad, hay que vigilar la postura en la que se duerme. Lo mejor es hacerlo boca arriba, puesto que las posturas laterales hacen que la piel del rostro se vea afectada por microtraumatismos que comienzan a reflejarse en líneas y marcas que se observan al levantarse y que, con el tiempo, son las arrugas.