El mundo es bastante cruel, a veces. Los más sabrosos los alimentos son malos para tu salud, la ropa más bonita es demasiado cara para tu bolsillo, un relajante baño de agua caliente puede ser malo para tu piel… ¿cómo algo tan aparentemente inofensivo como el agua caliente puede causarnos problemas en la piel? Para responder a esta pregunta, vamos a empezar echando un vistazo a la estructura de la piel.
La piel está compuesta de diferentes capas incluyendo el tejido subcutáneo y la dermis. Los baños de agua caliente afectan a la capa más externa, la epidermis. La epidermis está compuesta principalmente por células cargadas de queratina, la misma sustancia que compone el cabello y las uñas. Estas células, llamadas queratinocitos, no sólo proporcionan una defensa contra el medio ambiente, sino también ayudan a tu piel a retener la humedad. Para ayudar a los queratinocitos a retener la humedad de la piel, tu cuerpo produce una capa fina de aceite.
En conjunto, la capa más externa de las células de la piel y el aceite constituyen el estrato córneo, y es esta capa es la que “sufre” durante un baño o ducha de aguan caliente. En primer lugar, el calor de la ducha hace que los aceites de la piel, se reblandezcan. Sin esos aceites, la humedad de tu piel fácilmente se escapa, lo que lleva a la piel a estar seca e incluso a sufrir alguna comezón.
Cuanto más larga sea la ducha o el baño, más rápido es este proceso y la humedad se pierde antes. Una vez salgas de la ducha, seguro como notas que tu piel está de color rojizo e incluso te pica. Esta es una señal de que la piel ha empezado a secarse.