Consejos para preparar la piel para tomar el sol

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Seguro que estarás preparando la maleta para poner rumbo en agosto a la playa. Al preparar el viaje, siempre se piensa en la ropa que hay que llevar, los zapatos, los bikinis… pero muchas veces nos olvidamos de algo que es fundamental: preparar la piel para el sol. Y es que no se trata solo de elegir un buen protector solar –que también es fundamental-, sino de proporcionar a la dermis unos cuidados previos para evitar y minimizar los posibles daños de los rayos solares. Aquí te contamos unos consejos para que puedes prepararte.

Recomendaciones

Las personas que tiene una piel muy delicada o muy sensible es importante que adopten una serie de cuidados esenciales antes de exponerse al sol. Una buena solución la aportan los nutricosméticos que pueden ayudar a aumentar la resistencia a los rayos solares. La clave de estos productos está en que son ricos en vitaminas C, E y D, así como en antioxidantes y carotenos, por lo que tienen ese efecto. También proporcionan un bronceado más duradero.

Beber agua es ya algo imprescindible a la hora de hablar de belleza y salud. Y, en esta ocasión, es otro factor decisivo. ¿Por qué? La respuesta es sencilla. El sol hace que el cuerpo pierda líquidos a mayor velocidad, lo que facilita que la dermis quede desprotegida. Tanto antes como durante y después de tomar el sol es importante beber agua. Además, es conveniente aumentar la ingesta de frutas y verduras porque ayudan a proteger la piel y a prevenir el fotoenvejecimiento.

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Exposición solar

Al exponerse al sol, hay que tener cuidado. Los primeros días en la playa no es conveniente sobrepasar los 20 minutos de exposición solar, aunque se emplee protección solar. Luego, se puede ir prolongando el baño de sol, pero sin olvidarse de los fotoprotectores.

Las horas de exposición solar también deben estar bajo control. Lo mejor es tomar el sol antes de las 10.00 horas o bien después de las 16.00 horas porque así se evitan las horas centrales en las que el sol está más fuerte y sus rayos caen de forma perpendicular sobre el cuerpo, lo que hace que su acción sea más agresiva sobre la piel.

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