El rostro es una de las zonas más delicadas a la hora de depilarnos, no sólo porque la piel es más fina y sensible que en, por ejemplo, las piernas, sino porque si realizamos mal la depilación, podemos encontrarnos con zonas enrojecidas difíciles de disimular o con unas cejas apenas sin vello porque nos hemos depilado en exceso. Las áreas del rostro que nos depilamos son las cejas, el labio superior, y la zona entre las cejas, aunque si tenemos vello en exceso, habitualmente debido a problemas hormonales, también es posible depilarse las mejillas y la zona de las patillas.
Antes de depilarnos el labio superior es aconsejable que limpiemos bien la zona con un jabón neutro. Después de la depilación podemos utilizar un poco de aceite de almendras o de crema hidratante para reparar la piel.
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